jueves, 6 de febrero de 2014

CAMPANAS EN EL VIENTRE

CAMPANAS EN EL VIENTRE
Mario A. Alonso


El amor llegó temprano, cuando los cochecitos todavía embarrados yacían apilados en un cajón de madera.

Era el tiempo de las mariposas y los charcos, y las calles de tierra.
De cuando no importaban los amigos imperfectos.
Tiempo de siestas insomnes y de sermones de abuela.
Así llegó el amor, sin comprender aún de que se trataba aquel galope alocado del corazón y el barullo en el vientre cuando la veía.

Ella no sabe que a pesar de la desaparición de los cochecitos y las mariposas, todavía siente vértigo el vientre cada vez que se acerca.

CIELO O INFIERNO

 CIELO O INFIERNO
Mario A. Alonso

Él solo hizo la tierra, la luz, la oscuridad, los montes, lagos y montañas.
Él solo hizo al hombre, y le robó una costilla, él solo, para formar una mujer.
Después descansó y cuando despertó comenzó a prohibir.
Prohibió comer del mejor fruto de la creación.
Amenazó con el destierro y a la mujer a parir con dolor.
Con cuanta desgracia pudo intimidó a aquellos dos que eran su construcción.
Y cedieron sus pobres creados a la tentación.
Según dicen, por eso andamos penando.
Dios solitario, Dios egoísta y ateo,
solo cree en él y en nadie más.
Y perdona injustamente,
perdona humanamente, sin calibrar faltas.
Para ese Dios vale tan poco la bondad y la entrega,
que a cualquier moribundo que ha sido un roñoso
indulta si arrepentido por miedo
en el último segundo se somete.
Cuanto arrepentido, lloroso, penitente,
caminará el cielo de ese Dios.

A caminar con esos, elijo el infierno.