CANIBALES
Mario A.
Alonso
Después de caminar
juntos, de luchar y entregarse el uno por el otro en la eterna pelea con los
enemigos mutuos, ellos empezaron poco a poco a devorarse, a arrancarse la
carne a dentelladas.
Fue la cruel expresión,
la más bestial, de un canibalismo, estimulado solo por la ambición y la codicia
individual con miras a conquistar algún sitio en el poder que les permitiese
prolongar su estéril carrera.
Algunos de los
otros, los que los rodeaban imitaron la sangría, ellos también estaban cómodos
devorándose.
Yo preferí
rechazarlos y transitar otra senda, mi estómago no resistió la cruenta imagen.
Al final todos
morimos.