viernes, 29 de abril de 2011

Se agradece la más amplia difusión.


                                                  


1977-30 de abril-2011


      “… Se cumplen 34 años que la feroz y sangrienta dictadura nos lanzó a las calles, nos convocaban nuestros 30000 hijos, cientos de compañeros y compañeras privados de libertad, l@s exiliad@s internos y externos y l@s miles que resistían con acciones, gestos y palabras solidarias arriesgando sus vidas, tod@s ell@s no son solo memoria son VIDA ABIERTA, nos sostenemos mutuamente......."


CONVOCAMOS A UNA RADIO ABIERTA
EL sábado 30 de abril – de 11 a 13 hs.
En el Monumento a la Madre -  Neuquén capital


Invitan: Madres de Plaza de Mayo, filial Neuquén y Alto Valle y Grupo de Apoyo

jueves, 28 de abril de 2011

DEJA VÚ – Libia arrasada

         Había pasado tanto tiempo desde la tiranía, que los hombres y mujeres de aquel pueblo antiguo ya lo habían olvidado.
Recordaban a medias a aquel guerrero que junto a tantos otros y otras habían derrocado a fuerza de tiros y de machetes al rey que los oprimía.
Felices vivían en sus desiertos aquellas mayorías, aprovechándose de la caridad de la creación que había mandado asentar las colosales dunas y el arenal en un inmenso mar de petróleo de fácil extracción.
Así vivieron muchísimos años, cada cual abrigado en su vivienda, con acceso a la salud y a la educación gratuita, con pleno empleo. 
Dichosos vivieron.
De cuando en cuando sucedía alguna injusticia.
Y cuando esas desigualdades se hicieron más frecuentes, las mujeres y hombres de las tribus de los desiertos decidieron poner fin al mandato de quién hasta un tiempo atrás consideraban era su benefactor.
Fue en aquel tiempo que se oyeron voces discordantes y se formaron grupos que les prestaron oídos y que discrepaban, y se dio la discusión, y el pueblo ya estaba maduro para dar solución a sus propios problemas.
Entonces llegaron ellos en sus barcos a repartir armas entre un bando y otro, y a ambos les vendieron proyectiles y bombas, y lanza misiles y armas de fuego anti aéreo, e hicieron un buen negocio con la sangre. 
Pero en su insaciable avidez de dinero enviaron sus aviones no tripulados a bombardear a los unos y las otras, a las otras y los unos.
Y murieron muchas gentes de un clan, y también murieron muchas de otras familias.
El mundo observó impávido al hombre enfrentando al hombre, al hombre contra mujer, contra niño, contra anciana, contra hermano.
Tantos cayeron que la sangre y los cuerpos cubrieron las playas.
Sobre aquellos cadáveres caminan hoy los yankis, llenando los bolsillos de fétidos billetes, queriendo sentar en la silla del Poder a uno de sus cipayos.

MARIO A. ALONSO
28/04/2011

Continúa la Nato con su objetivo de sembrar un clima de terror en Libia. 
Ayer bombardearon la ciudad d Gharian a unos 100 KM al sur de Trípoli 
y unos 75 km al este de Yafran, en la entrada de los Montes Nafusa. 
Es una ciudad con un encanto especial por las casas subterráneas 
"trogloditas" que ahora sus habitantes han ido transformando
en casas actuales con aire acondicionado.

martes, 26 de abril de 2011

COPLAS DEL PAYADOR PERSEGUIDO

Autor: Atahualpa Yupanqui


Con su permiso via a dentrar
aunque no soy convidao,
pero en mi pago, un asao
no es de naides y es de todos.
Yo via cantar a mi modo
después que haiga churrasquiao.

No tengo Dios pa pedir
cuartiada en esta ocasión,
ni puedo pedir perdón
si entuavía no hei faltao;
veré cuando haiga acabao;
pero ésa es otra cuestión.

Yo sé que muchos dirán
que peco de atrevimiento
si largo mi pensamiento
pal rumbo que ya elegí,
pero siempre hei sido ansi;
galopiador contra el viento.

Eso lo llevo en la sangre
dende mi tatarabuelo.
Gente de pata en el suelo
fueron mis antepasaos;
criollos de cuatro provincias
y con indios misturaos.

Mi agüelo fue carretero,
mi tata fue domador;
nunca se buscó dotor
pues se curaban con yuyos,
o escuchando los murmullos
de un estilo de mi flor.

Como buen rancho paisano
nunca faltó una encordada,
de ésas que parecen nada
pero que son sonadoras.
Según el canto y la hora
quedaba el alma sobada.

Mi tata era sabedor
por lo mucho que ha rodao.
Y después que había cantao
destemplaba cuarta y prima,
y le echaba un poncho encima
"pa que no hable demasiado..."

La sangre tiene razones
que hacen engordar las venas.
Pena sobre pena y pena
hacen que uno pegue el grito.
La arena es un puñadito
pero hay montañas de arena

No sé si mi canto es lindo
o si saldrá medio triste;
nunca fui zorzal, ni existe
plumaje más ordinario.
Yo soy pájaro corsario
que no conoce alpiste.

Vuelo porque no me arrastro,
que el arrastrarse es la ruina;
anido en árbol de espina
lo mesmo que en cordilleras
sin escuchar las zonceras
del que vuela a lo gallina.

No me arrimo así nomás
a los jardines floridos.
Sin querer vivo alvertido
pa' no pisar el palito.
Hay pájaros que solitos
se entrampan por presumidos.

Aunque mucho he padecido
no me engrilla la prudencia.
Es una falsa experiencia
vivir temblándole a todo.
Cada cual tiene su modo;
la rebelión es mi cencia.

Pobre nací y pobre vivo
por eso soy delicao.
Estoy con los de mi lao
cinchando tuitos parejos
pa' hacer nuevo lo que es viejo
y verlo al mundo cambiao.

Yo soy de los del montón,
no soy flor de invernadero.
Soy como el trébol pampero,
crezco sin hacer barullo.
Me apreto contra los yuyos
y así lo aguanto al pampero.

Acostumbrao a las sierras
yo nunca me sé marear,
y si me siento alabar
me voy yendo despacito.
Pero aquel que es compadrito
paga pa' hacerse nombrar.

Si alguien me dice señor,
agradezco el homenaje;
mas, soy gaucho entre gauchaje
y soy nada entre los sabios.
Y son pa' mi los agravios
que le hagan al paisanaje.

La vanidá es yuyo malo
que envenena toda la huerta.
Es preciso estar alerta
manejando el azadón,
pero no falta el varón
que la riegue hasta en su puerta.

El trabajo es cosa buena,
es lo mejor da la vida;
pero la vida es perdida
trabajando en campo ajeno.
Unos trabajan de trueno
y es para otros la llovida.

Trabajé en una cantera
de piedritas de afilar.
Cuarenta sabían pagar
por cada piedra polida,
y era a seis pesos vendida
en eso del negociar.

Apenas el sol salía
ya estaba a los martillazos,
y entre dos a los abrazos
con los tamaños piegrones,
y por esos moldejones
las manos hechas pedazos.

Otra vez fui panadero
y hachero en un quebrachal;
he cargao bloques de sal
y también he pelao cañas,
y un puñado de otras hazañas
pa' mi bien o pa' mi mal.

Buscando de desasnarme
fui pinche de escribanía;
la letra chiquita hacía
pa' no malgastar sellao,
y era también apretao
el sueldo que recibía.

Cansao de tantas miserias
me largué pal Tucumán.
Lapacho, aliso, arrayán,
y hacha con los algarrobos.
¡Por dos cincuenta! Era robo
pa' que uno tenga ese afán.

Sin estar fijo en un lao
a toda labor le hacía,
y ansí sucedió que un día
que andaba de benteveo
me topé con un arreo
que dende Salta venía.

Me picó ganas de andar
y apalabré al capataz,
y ansí, de golpe nomás
el hombre me preguntó:
¿Tiene mula? Cómo no
le dije . Y hambre, de más.

A la semana de aquello
repechaba cordilleras,
faldas, cuestas y laderas
siempre pal lao del poniente,
bebiendo agua de virtiente
y aguantando las soleras.

Tal vez otro habrá rodao
tanto como he rodao yo,
y le juro, creameló,
que he visto tanta pobreza,
que yo pensé con tristeza:
Dios por aquí no pasó.

Se nos despeñó una vaca
causa de la cerrazón,
y nos pilló la oración
cueriando y haciendo asao;
dende ese día, cuñao
se me gastó mi facón.

Me sacudí las escarchas
cuando bajé de los Andes,
y anduve en estancias grandes
cuidando unos parejeros;
trompeta, tapa y sombrero,
pero pa' los peones, de ande.

La peonada, al descampao,
el patrón, en Güenos Aires.
Nosotros, el cuello al aire
con las caronas mojadas,
y la hacienda de invernada
más relumbrosa que un fraile.

El estanciero tenía
también sus cañaverales,
y en los tiempos otoñales
juntábamos los andrajos,
y no íbamos p'abajo
dejando los pedregales.

Allí nos amontonaban
en lote con otros criollos,
cada cual buscaba un hoyo
ande quinchar su guarida,
y pasábamos la vida
rigoriaos y sin apoyo.

Faltar, no faltaba nada:
vino, café y alpargatas.
Si habré revoliao las patas
en gatos y chacareras.
Recién la cosa era fiera
al ir a cobrar las latas.

¡Qué vida más despareja!
Todo es ruindad y patraña;
Pelar caña es hazaña
del que nació pal rigor.
Allí había un solo dulzor
y estaba adentro e'la caña.

Era un consuelo pal pobre
andar jediendo a vinacho.
Hombres grandes y muchachos
como malditos en vida,
esclavos de la bebida
se lo pasaban borrachos.

¡Tristes domingos del surco
los que yo he visto y vivido!
Desparramaos y dormidos
en la arena amanecían,
a lo mejor soñarían
con la muerte o el olvido...

Riojanos y santiagüeños,
salteños y tucumanos,
con el machete en la mano
volteaban cañas maduras,
pasando sus amarguras
y aguantando como hermanos.

¡Rancho techao con maloja,
vivienda del peleador!
En medio de ese rigor
no faltaba una vihuela,
con que el pobre se consuela
cantando coplas de amor.

Yo también, que desde chango
unido al canto crecí,
más de un barato pedí
y pa'los piones cantaba.
¡Lo que a ellos les pasaba
también me pasaba a mí!

Cuando yo aprendí a cantar
armaba con pocos rollos.
Y en la orilla de un arroyo
bajo las ramas de un sauce,
crecí mirando en el cauce
mis sueños de pobre criollo.

Cuando sentí una alegría;
cuando el dolor me golpió;
cuando una duda mordió
mi corazón de paisano,
desde el fondo de los llanos
vino un canto y me curó...

En esos tiempos pasaban
cosas que ya no pasan.
Cada cual tenía un cantar
o copla de anochecida.
Formas de curar la herida
que sangra en el trajinar.

Algunos cantaban bien.
Otros, pobres, más o menos...
Mas no eran cantos ajenos,
aunque marca no tenían.
Y todos se entretenían
guitarreando hasta el desvelo.

Por ahí se allegaba un maistro,
de esos puebleros letraos;
juntaba tropa y versiaos
que iban después a un libraco,
y el hombre forraba el saco
con lo que otros han pensao.

Los peones formaban versos
con sus antiguos dolores.
Después vienen los señores
con un cuaderno en la mano,
copian el canto paisano
y presumen de escritores.

El criollo cuida su flete,
su guitarra y su mujer;
siente que enfrenta un deber
cada vez que da la mano;
y aunque pa'todo es baquiano
sólo el canto ha de perder.

¡Coplas que lo acompañaron
en las quebradas desiertas,
aromas de flores muertas
y de patriadas vividas,
fueron la luz encendida
para sus noches despiertas!...

Se aflije si se le pierde
un bozal, un maneador,
pero no siente furor
si al escucharle una trova,
viene un pueblero y le roba
su mejor canto de amor.

De seguro, si uno piensa,
le halla el nudo a la madeja,
porque la copla más vieja,
como la raíz de la vida,
tiene el alma por guarida,
que es ande anidan las quejas.

Por eso el hombre al cantar
con emoción verdadera,
echa su pena p'ajuera
pa que la lleven los vientos,
y ansí, siquiera un momento
se alivia su embichadera.

No es que no ame a su trova
ni que desprecie su canto.
Es como cuando un quebranto
en la noche de los llanos
hace aflojar al paisano
y el viento le lleva el llanto.

En asuntos del cantar,
la vida nos va enseñando
que sólo se va volando
la copla que es livianita.
Siempre caza palomitas
cualquiera que anda cazando...

Pero si el canto es protesta
contra la ley del patrón,
se arrastra de peón a peón
en un profundo murmuyo,
y marcha al ras de los yuyos
como chasque en un malón.

Se pueden perder mil trovas
ande se canten quereres,
versos de dichas, placeres,
carreras y diversiones;
suspiros de corazones
y líricos padeceres.

Pero si la copla cuenta
del paisanaje la historia,
ande el peón vueltea la noria
de las miserias sufridas,
ésa, se queda prendida
como abrojo en la memoria!

Lo que nos hizo dichosos
tal vez se pueda olvidar;
los años en su pasar
mudarán los pensamientos.
Pero angustias y tormentos
son marcas que han de durar...

Estas cosas que yo pienso
no salen por ocurrencia.
Para formar mi esperencia
yo masco antes de tragar.
Ha sido largo el rodar
de ande saqué la alvertencia.

Si uno pulsa la guitarra
pa cantar coplas de amor,
de potros, de domador,
de la sierra y las estrellas,
dicen : ¡Qué cosa más bella!
¡Si canta que es un primor!

Pero si uno, como Fierro,
por ahíi se larga opinando,
el pobre se va acercando
con las orejas alertas,
y el rico vicha la puerta
y se aleja reculando.

Debe trazar bien su melga
quien se tenga por cantor,
porque sólo el impostor
se acomoda en toda huella.
Que elija una sola estrella
quien quiera ser sembrador...

En el trance de elegir
que mire el hombre p'adentro,
ande se hacen los encuentros
de pensares y sentires.
Después que tire ande tire,
con la concencia por centro.

Hay diferentes montones,
unos grandes, y otros chicos.
Si va pal montón del rico
el pobre que piensa poco,
detrás de los equivocos
se vienen los perjudicos.

Yo vengo de muy abajo,
y muy arriba no estoy.
Al pobre mi canto doy
y así lo paso contento,
porque estoy en mi elemento
y ahí valgo por lo que soy.

Si alguna vuelta he cantao
ante panzudos patrones,
he picaneao las razones
profundas del pobrerío.
Yo no traiciono a los míos
por palmas ni patacones.

Aunque canto en todo rumbo
tengo un rumbo preferido.
Siempre canté estremecido
las penas del paisanaje,
la explotación y el ultraje
de mis hermanos queridos.

Pa que cambiaran las cosas
busqué rumbo y me perdí;
al tiempo, cuenta me dí
y agarré por buen camino.
¡Antes que nada, argentino;
y a mi bandera seguí...!

Yo soy del norte y del sur,
del llano y del litoral;
y naide lo tome a mal
si hay mil gramos en el kilo.
Ande quiera estoy tranquillo
pero ensillao, soy bagual.

El cantor debe ser libre
pa desarrollar su cencia.
Sin buscar la convenencia
ni alistarse con padrinos.
De esos oscuros caminos
yo ya tengo la experiencia.

Yo canto, por ser antiguos
cantos que ya son eternos;
y hasta parecen modernos
por lo que en ellos vichamos.
Con el canto nos tapamos
para entibiar los inviernos...

Y no canto a los tiranos
ni por orden del patrón.
El pillo y el trapalón
que se arreglen por su lado
con payadores comprados
y cantores de salón.

Por la fuerza de mi canto
conozco celda y penal.
Con fiereza sin igual
más de una vez fui golpiao,
y al calabozo tirao
como tarro al basural.

Se puede matar a un hombre.
Pueden su rostro manchar,
su guitarra chamuscar.
¡Pero el ideal de la vida,
esa es leñita prendida
que naide ha de apagar!

Los malos se van alzando
todo lo que hallan por ahí;
como granitos de maíz
siembran los peores ejemplos,
y se viene bajo el templo
de la decencia del país.

Detrás del ruido del oro
van los maulas como hacienda;
no hay flojo que no se venda
por una sucia moneda;
mas, siempre en mi tierra queda
gauchaje que la defienda.

Cantor que cante a los pobres
ni muerto se ha de callar.
Pues ande vaya a parar
el canto de ese cristiano,
no ha de faltar el paisano
que lo haga resucitar.

El estanciero presume
de gauchismo y arrogancia.
El cree que es extravagancia
que su peón viva mejor.
Mas, no sabe ese señor
que por su peón tiene estancia.

Aquel que tenga sus reales
hace muy bien en cuidarlos;
pero si quiere aumentarlos
que a la ley no se haga el sordo.
Que en todo puchero gordo
los choclos se vuelven marlos.

Una vuelta, sin trabajo,
andaba por Tucumán,
y en una fonda, ande van
cantores de madrugada,
me acerqué pa la payada
que siempre ha sido mi afán.

Aunque extrañando la monta
me le apilé a un instrumento.
Y al cabo de algún momento
le di puerta a una baguala,
con una coplita rala
de esas que llevan los vientos.

Tal vez fuera la guitarra.
¡Tan lindo como sonaba!
Mi corazón remontaba
tristezas de los caminos,
y lo maldije al destino
que tantas penas me daba.

Un hombre se me acercó
y me dijo : ¿Qué hace acá?
Viaje pa la gran ciudad
que allí lo van a entender;
áhi tendrá fama, placer
y plata pa regalar.

¡Para qué lo habré escuchao!
¡Si era la voz del mandinga!
Buenos Aires, ciudá gringa,
me tuvo muy apretao.
Tuitos se me hacían a un lao
como cuerpo a la jeringa.

Y eso que no vine pobre
pues traiba alpargatas nuevas.
Las viejas pa cuando llueva
en la alforja las metí;
un pantalón color gris
y un saco tirando a leva.

Saltando de radio en radio
anduve, figuresé.
Cuatro meses me pasé
en partidas malogradas;
naide aseguraba nada,
y sin plata me quedé.

Vendí mis lindas alforjas.
Mi guitarra, ¡la vendi!
En mi pobreza, ay de mí,
me hubiera gustao guardala.
¡Tanto me ha costao comprarla
Pero, en fin todo perdí!

¡Vihuela, dónde andarás,
qué manos te están tocando.
Noches enteras pensando
siquiera como consuelo,
que sea un canto de este suelo
lo que te están arrancando...!

Cuando el máiz está en barbecho
luce un color brillantón;
las hebras, como un nailón
presumen con sus lindezas.
Pero agachan la cabeza
si las agarra el carbón.

Igual me pasaba a mí
en aquellos tiempos idos;
joven, fuerte, presumido,
y cuando se acabó el queso,
volví en un triste regreso
poblada l'alma de olvidos.

Cosas de la juventud...
¡Malhaya, dónde andarás!
Aura que estoy bataraz
de tanto cambiar el pelo,
recuerdo aquellos develos
pero no miro p'atras.

Me volví pal Tucumán
nuevamente a padecer.
Y en eso de andar y ver
se pasarán muchos años
entre penas, desengaños,
esperanzas y placer.

Mas, no jué tiempo perdido,
asegún lo ví después.
Porque supe bien como es
la vida de los paisanos.
De todos me sentí hermano,
del derecho y del revés.

Siempre recuerdo los tiempos
en que guapiando pasé,
los cerros que atravesé
buscando lo que no hallaba,
y hasta a veces me quedaba
por esos campos de a pie.

La vida me fué enseñando
lo que vale una guitarra;
por ella anduve en las farras
tal vez hecho un estropício,
y casi me agarra el vicio
con sus invisibles garras.

Menos mal que llevo adentro
lo que la tierra me dio.
Patria, raza o que sé yo,
pero que me iba salvando,
y así, seguí caminando
por los caminos de Dios.

La cosa estaba en pensar
que al pulsar un instrumento
hay que dar con sentimiento
toda la fuerza campera
pero nadie larga afuera
si no tiene nada adentro.

La guitarra es palo hueco
y pa' tocar algo bueno
el Hombre debe estar lleno
de claridades internas
pa' sembrar coplas eternas
la vida es un buen terreno.

Si el rezar brinda consuelo
al que consuelo precisa,
igual que cristiano en misa
o matrero en medio 'el monte,
yo rezo en los horizontes
cuando la tarde agoniza.

Queda callada la pampa
cuando se ausenta la luz,
el chajá y el avestruz
van buscando la espesura
y se agranda en la llanura
la soledad del ombú.

Entonces, igual que un poncho,
a uno lo envuelve la tierra,
desde el llano hastta la sierra
se va una sombra extendiendo
y el alma va comprendiendo
las cosas qu'el mundo encierra.

Ahi está el justo momento
de pensar en el destino,
si el Hombre es un peregrino,
si busca amor o querencia
o si cumple la sentencia
de morir en los caminos.

En el norte vide cosas
que ya nunca he de olvidar.
Yo vide gauchos peliar
con facones caroneros
o con machetes cañeros
que al verlos hacían temblar.

Rara vez mata el paisano
porque ese instinto no tiene.
Al duelo criollo se aviene
por no recular ni un tranco.
Hace saber que no es manco
y en el peliar s'entretiene.

No hay serrano sanguinario
ni colla conversador,
el mas capaz domador
jamás cuenta sus hazañas
y no les tienta la caña
porque el tintillo es mejor.

Cada pago se aficiona
a una forma de peliar
y aquel que quiera guapear
antes tendrá que alvertir
que para poder salir
hay que aprender a dentrar.

Se agarran a puñetazos
igual qu'en cualquier parte
pero es una cencia aparte
usar los modos del pago
ahi se pone fiero el trago
como dijo Don Narvarte.

Cordobés, pa' la pedrada,
riojano p'al rebencazo,
chileno p'al caballazo,
salteño con daga en mano
y es un rey el tucumano
pa' peliar a cabezazos.

Siempre el criollo ha de peliar
de noche y medio machao;
es una pena cuñao
que a veces por una tuna
se nublen noches de luna
y cielitos estrellaos.

Una cancion, sale fácil
cuando uno quiere cantar,
cuestión de ver y pensar
sobre las cosas del mundo.
Si el río es ancho y profundo
cruza quien sabe nadar.

Que otros canten alegrías
si es que alegres han vivido,
que yo también he sabido
dormirme en esos engaños
pero han sido mas los años
de porrazos recibidos.

Nadie podrá señalarme
que canto por amargao,
si he pasao lo que he pasao
quiero servir de alvertencia
el rodar no será cencia
pero tampoco es pecao.

Yo he caminao por el mundo,
he cruzao tierras y mares
sin frontera que me pare
y en cualesquiera guarida
yo he cantao Tierra querida
tus dichas y tus pesares.

A veces cáiban al canto,
como vacaje a la aguada,
para escuchar mis versiadas
hombres de todos los vientos
trenzando sus sentimientos
al compás de una encordada.

Pobre de aquel que no sabe,
del canto las hermosuras,
la vida, la mas oscura,
la que tiene mas quebrantos
hallará siempre en el canto
consuelo pa' su tristura.

Dicen que no tienen canto
los ríos que son profundos
mas yo aprendí en este mundo
qu'el que tiene mas hondura
canta mejor por ser hondo
y hace miel de su amargura.

Con los tumbos del camino
s'entran a torcer las cargas
pero es ley qu'en huella larga
deberán acomodarse
y aquel que llega a olvidarse
las ha de pasar amargas.

Amigos, voy a dejar,
está mi parte cumplida
en la forma preferida
de una milonga pampeana
canté de manera llana
ciertas cosas de mi vida.

Ahura me voy, no se adonde,
pa' mi todo rumbo es güeno,
los campos, con ser ajenos
los cruzo de un galopito,
guarida no necesito
yo se dormir al sereno.

Siempre hay alguna tapera
en la falda de una sierra
y mientras siga esta guerra
de injusticias para mi,
yo he de pensar desde allí
canciones para mi tierra.

Y aunque me quiten la vida
o engrillen mi libertá
y aunque chamusquen quizá
mi guitarra en los fogones,
han de vivir mis canciones
en l'alma de los demás.

No me nuembren qu'es pecao
y no comenten mis trinos,
yo me voy con mi destino
p'al lao donde el sol se pierde.
Talvez alguno se acuerde
que aquí cantó un argentino.

miércoles, 20 de abril de 2011

La derecha y su fábrica de mentir

Atilio Boron

ALAI AMLATINA, 20/04/2011.- La cumbre de la ultraderecha mundial en Buenos Aires revela varias cosas. Por un lado, la creciente desesperación del imperialismo para “reordenar su tropa” y tratar de retomar el control absoluto de este continente. La heroica resistencia de Cuba (en donde el VI° Congreso del Partido Comunista de Cuba acaba de ratificar la continuidad del proyecto socialista, convenientemente actualizado); la solidez política de los procesos radicales en marcha en Venezuela, Bolivia y Ecuador y, por último, la persistencia de una orientación latinoamericanista e integracionista en Argentina, Brasil y Uruguay generan el desasosiego de los administradores imperiales.

El resultado de la primera vuelta electoral en Perú y la probabilidad de un triunfo de Ollanta Humala es otro dolor de cabeza para el ocupante de la Casa Blanca. De ahí el hiperactivismo de los publicistas imperiales, con Mario Vargas Llosa como aclamado mascarón de proa acompañado por impresentables tales como José M. Aznar, derrotado en una ejemplar elección por mentirle descaradamente a los españoles acerca de los atentados de Atocha, y Arnold Schwarzenegger, artífice de la paulatina destrucción del más importante sistema de universidades públicas de los Estados Unidos, la Universidad de California, que supo combinar amplios criterios de inclusión social con elevados niveles de excelencia académica.

La llegada a Argentina de este contingente organizado y financiado por poderosos “tanques de pensamiento” de la derecha radical como la Sociedad Mount Pelerin, el Instituto Cato, la Fundación Heritage y el Fondo Nacional para la Democracia (NED, por su sigla en inglés) con estrechas vinculaciones con los servicios de inteligencia de Estados Unidos y un deshonroso activismo al servicio de las más criminales dictadura latinoamericana demuestra la agresiva internacionalización de la derecha, bajo la dirección general de Washington, y la importancia que le conceden a la “reconquista” de este continente.

Pero el evento también revela algo que ni siquiera el eximio manejo del lenguaje de Vargas Llosa o los artilugios retóricos de otro visitante, Fernando Savater, pueden disimular: que el neoliberalismo es una receta que sólo sirve para enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres. Ahí están para comprobarlo los casos ya no de América Latina sino los de la rica Europa y el propio Estados Unidos, claros ejemplos de la debacle a la que conducen las políticas neoliberales. En una medida sin precedentes la calificadora de riesgo Standard & Poors acaba de modificar la perspectiva de los títulos de la deuda estadounidense de “estable” a “negativa”.

El neoliberalismo transformó a la superpotencia imperialista en una nación de pedigueños que sobrevivirá mientras chinos, japoneses y surcoreanos estén dispuestos a seguirles prestando dinero. La deuda pública de EEUU llegó a 47.000 dólares por habitante, y a nivel global ya supera los 14 billones de dólares (es decir: 14.000.000 de millones), una cifra equivalente a su PBI, mientras que hace apenas 30 años oscilaba en torno al billón de dólares. ¡Todo un éxito de las políticas neoliberales, sin duda! A su vez, la crisis en Europa que estalló en Grecia ya arrastra con su “efecto dominó” a Portugal, Irlanda: Italia y España están caminando al filo de la navaja, mientras Francia, Reino Unido y Alemania ven deteriorarse su situación día a día. Pero los ideólogos y publicistas del neoliberalismo persisten en su prédica porque en el río revuelto de la crisis el gran capital financiero se fortalece a expensas de los millones que se declaran en bancarrota. Tres millones de deudores hipotecarios en default en Estados Unidos no impidieron que los sueldos anuales de los principales CEOs de Wall Street regresaran a los niveles multimillonarios de antaño. En una palabra: nuestros ilustres visitantes no son otra cosa que una pandilla de embaucadores y publicistas que en su ideologismo barato hacen caso omiso de los datos que brotan de la experiencia.

Dado que los concurrentes al cónclave de Buenos Aires insisten tanto sobre las bondades del neoliberalismo para nuestra región (y en las virtudes del modelo chileno, tan exaltadas por uno de sus voceros, también él participante del encuentro, Sebastián Edwards) es oportuno darle una ojeada a lo que piensan los latinoamericanos sobre las políticas neoliberales.

La consultora Latinobarómetro publica todos los años un relevamiento de las opiniones y actitudes políticas y sociales de la población en 18 países del área. Sus datos son tanto más pertinentes porque se trata de una empresa con un fuerte sesgo conservador y para nada sospechosa de ser crítica del neoliberalismo. En ediciones anteriores de su informe anual se le olvidó consignar que en el 2002 había habido un golpe de estado en Venezuela. Ahora, en la página 26 de su Informe correspondiente al año 2010 se dice que en ese año en Ecuador “hubo un confuso incidente con las fuerzas policiales que fue calificado por algunos como ‘golpe’.” Dejamos a los lectores que extraigan las conclusiones por sí mismos. Pues bien: en ese mismo documento se le pregunta a los entrevistados si creen que las privatizaciones han sido beneficiosas para el país. Sería bueno que don Mario y sus amigos le peguen una miradita a estos datos porque en Latinoamérica en su conjunto sólo 36 por ciento contesta por la afirmativa. Y si se observan los datos para Perú apenas el 31 por ciento ofrece la misma respuesta, 34 por ciento en Chile y 30 por ciento en la Argentina.(1) Interrogados acerca de su satisfacción con los servicios públicos privatizados (otro de los caballitos de batalla del neoliberalismo) sólo un 30 por ciento de los latinoamericanos responde afirmativamente, 27 por ciento en Chile y en el Perú, y 30 por ciento en la Argentina. Consultados sobre la situación económica de sus países el 27 por ciento de los entrevistados de Chile –o sea, aproximadamente uno de cada cuatro- dicen que la misma es buena o muy buena, contra un 17 por ciento en la Argentina (igual al promedio latinoamericano) y un escuálido 10 por ciento en el Perú de Alan García y su (ahora) admirador Mario Vargas Llosa. Cuando la encuesta pregunta “cuán justa es la distribución de la riqueza” el país que tiene la mayor proporción de gentes que dicen que es “justa o muy justa” es la tan vilipendiada –por los organizadores de esta maratón publicitaria- Venezuela bolivariana, con un 38 por ciento, contra un 14 por ciento en el Perú y 12 por ciento en Argentina y otro tanto en Chile, país al que nuestros visitantes nos sugieren imitar por sus logros económicos y sociales a pesar de que el 88 por ciento de la población entrevistada afirma que la actual distribución de la riqueza es injusta. Por cierto, un detalle nimio para los ideólogos de la derecha.

Podríamos seguir aportando cifras y datos que revelan la profunda insatisfacción con los resultados de las políticas neoliberales en América Latina. Claro está que esto no va a modificar un ápice la postura de nuestros visitantes. Tal como los teólogos medievales insistían en que la tierra era plana mientras contemplaban las esferas del sol y la luna, esto modernos publicistas de la reacción siguen haciendo su trabajo, impertérritos ante los datos de la experiencia. Su misión es propalar esas “mentiras que parezcan verdades”, para usar una incisiva frase del notable escritor e inescrupuloso publicista del imperio, que con su florida y precisa prosa se le ha encomendado la delicada misión de otorgarle credibilidad a una estafa que nuestros pueblos pagan con su dolor y, muy a menudo, con sus vidas.

- Dr. Atilio A. Boron, director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED), Buenos Aires, Argentina www.centrocultural.coop/pled, http://www.atilioboron.com

martes, 19 de abril de 2011

Haroldo Conti: vivir en la verdad y la belleza

La noche del 4 de mayo de 1976, Haroldo Conti había ido al cine con su esposa a ver "El Padrino 2". A la salida se encontraron con un amigo que los invitó a tomar un café, pero desistieron, porque sabían que las cosas no estaban bien. Al llegar a la casa los esperaba una brigada del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército. Se lo llevaron.


Desde 1975 las FFAA lo tenían en una lista de supuestos agentes subversivos y la Intelligence Advisory Committee, vinculada a la CIA, lo había marcado como "un hombre de Fidel Castro en América Latina". ¿Habrá sido porque le otorgaron el premio Casa de Las Américas? ¿O por su abierta simpatía por el PRT-ERP? ¿O por considerarse un intelectual comprometido? ¿O porque comulgaba con la Revolución cubana? Sí, Conti había tomado los fierros más peligrosos, los de una máquina de escribir. Era un hombre peligroso.


Tal vez la mejor manera de recordarlo sea revivir pequeños fragmentos de su obra, algunos escritos, como fotografías de vida (aunque también creo que reeditar toda su obra sería fundamental):


"Tapado es una calle de arena y ocho casas a cada lado, con la escuela a la derecha, lo que hace nueve para esa parte pues el maestro Cernuda viva y padece en ella desde el '35. La iglesia es una punta, consagrada a San Margarita pero clausurada hace seis años, cuando el padre Ignacio Zárate se escapó con Marianita Castro, tan devota. El cementerio en la otra punta, que es un corral con treinta y ocho tumbas, entre ellas la del FacaSacomano que sembró sus buenos horrores y fue muerto por los rurales cuando se culeaba a la Chola Navarro, que todavía vive en Manzano, catorce leguas, y se hizo lugar de devociones por un tiempo. El almacén de ramos generales de Pedro Centurión a la izquierda, con un surtidor de nafta que no funciona y que de lejos parece la única persona que vive en Tapado y una pista de baile que se anima por lo menos una vez al año, para la fiesta de Santa Margarita María de Alacoque, virgen, el 17 de octubre".
(Fragmento de Mascaró, el cazador americano).

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"Marcelo, Capitán:
Cuéntale a la tía como es ese barquito y cuánto cuesta. Veré lo que puedo hacer. Ojalá pudiera regalarte la flota real británica. Espero que sea un barco razonable, que además de flotar como debe no me hunda a mí.
Los otros días tuve una aventura que te hubiera gustado y pensé mucho en vos. El mar bajó como nunca y quedó a la vista un viejo barco de fierro hundido allí, entre San Bernardo y la Lucila del Mar. No había casi nadie y yo había salido a dar un paseíto para despejar la cabeza. Me arremangué los pantalones y me metí adentro y saqué unos pedazos. Entre ellos una costilla de fiero que traje varios kilómetros sobre los hombros y arranqué con mis propias manos. Estaba cubierta de incrustaciones marinas, mejillones, algas. Una verdadera reliquia. Quedé de cama, con la espalda reventada, pero contento. Parecía Jesucristo llevando aquel travesaño que olía a mar, chorreando agua por todos lados. Ya lo verás, si es que entra en el coche. Junté infinidad de caracoles, maderas, piedras. Los otros días encontré un extraño pez rojo que había arrojado el agua. Todavía estaba vivo. Lo metí en un balde, lo reviví y luego fui hasta La Lucila, que tiene un muelle muy largo, y lo devolví al mar. Puede ser que algún día vuelva a encontrarlo, más grande, y se acuerde de mí.
Me alegra mucho que trabajes en el colegio. Eso te hará bien. A tí y a todos los que te quieren. Trata, como tu hermana, de leer y ver buenas cosas que te ayuden en la vida, que formen tu voluntad, que eduquen tu espíritu. Nosotros nacimos para las grandes cosas, sin despreciar a nadie. Para vivir en la luz y la verdad y la belleza.
Un beso grande, Papá."
(Carta de Haroldo a su hijo, fechada el 9 de mayo de 1973, publicada en revista Crisis nº41).

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"Roberto, hermano:
Espero que esta carta lelgue a tus manos en alguna forma y que algunos meses después llegue a las mías tu respuesta. Es increíble cómo la distancia nos separa. Este año que pasó casi no hemos tenido señales de vida de la Casa, salvo las formales. Yo sé que ustedes nos piensan más de una vez y esa idea nos sostiene. Nosotros lospensamos casi a diario y necesitamos repetirnos constantemente que Cuba está ahí, en nuestra misma América, y que hay una porción de tierra liberada y ahí están nuestros hermanos.
Me dijo Marta que le dijo Gustavo Hernández, de la embajada, que según una carta de Beba yo daba por sentado que este año iba a La Habana. No sé de dónde salió eso pero juro que jamás se me cruzó por la cabeza. Para mí lo que decidan los compañeros está siempre bien porque se hace de acuerdo a los intereses de la Revolución. Así trabajamos aquí día y noche y esto nos salva del individualismo y las decisiones personales tan funestas a menudo. Por otra parte mi mayor alegría es que viaje allí gente nueva para que eso se conozca cada vez más. Sé lo bien que le hace a los compañeros y ojalá que pudiesen ir todos. Muchos se lo merecen y lo necesitan más que yo, inclusive para salvar sus vidas. Quiero que esto quede claro.
En cuanto a la situación aquí, las cosas marchan de mal en peor. Me acaba de informar muy confidencialmente mi cuñado, que es militar, que se espera un golpe sangriento para marzo. Inclusive los servicios de inteligencia calculan una cuota de 30 mil muertos.
Bueno. Otra cosa, para no alagarme demasiado, hermano, MASCARO está prácticamente agotado. Tuvo gran éxito de lectores pero los diarios y revista no hablan de él por razones políticas. Soy una especie de contagioso. Sé de algunos órganos donde hubo órdenes expresas de ignorarme. Es curioso recibir notas desde el exterior y cuanto recorte haya de La Habana. Crisis reproduce lo que puede y se proyecta una campaña con ese material para la reedición en marzo. Te abraza, Haroldo".
(Carta al escritor cubano Roberto Fernández Retamar, fechada el 2 de enero de 1976).

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"Todas las mañanas me despierta la sirena de la Ítalo. Ahí empieza mi día. El sonido atraviesa la villa envuelta en las sombras, rebota en los galpones del ferrocarril y por fin se pierde en la ciudad. Es un sonido grave y quejumbroso y suena como la trompeta de un ángel sobre un montón de ruinas. Entonces abro los ojos en la oscuridad y me digo, cuando todavía me dura el sonido, 'Levántate y camina como un león'. No sé dónde escuché eso, porque a mí no se me hubiera ocurrido, tal vez en la tele, tal vez a un pastor de la escuela del Ejército de Salvación, pero eso es lo que me digo cada mañana y para mí tiene su sentido. 'Levántate y camina como un león'.
La vieja me pregunta siempre qué diablos estoy pensando. La pobre vieja lo pregunta porque en realidad cree que no pienso en nada. Sin embargo tengo siempre la cabeza tan llena de cosas que no me sorprendería si un día de estos salta en pedazos. Estoy seguro de que si la vieja supiera lo que pienso realmente se caería de espaldas. Digo esto, justamente cuando oigo el sonido que pasa sobre mi cabeza, porque a nadie que me mire se le puede ocurrir que me anden tantas cosas por la mollera. Sin embargo somos una familia de pensadores. Mi padre, con todo lo pelagatos que era, pensaba y decía cosas por el estilo y tal vez fue a él quien escuché algo semejante.
A veces, como ahora, me despierto un poco antes de que suene la sirena. Tendido en la cama, con la cabeza metida en la oscuridad, me parece como que estuviera sobre una balsa abandonado hace tiempo en medio del mar. Entonces pienso en todas las cosas de la vida. Como si estuviera muerto o bien a punto de nacer. Aunque en cualquiera de esos casos no pensaría nada, se entiende, pero quiero decir como si estuviera a un lado del camino, no en el camino mismo, y desde allí viera mejor las cosas. O por lo menos lo que vale la pena que uno vea.
Mi madre se acaba de levantar y se mueve en la penumbra de la cocina. Desde aquí veo su rostro flaco y descolorido iluminado por la llamita zumbadora del calentador. Parece el único ser vivo en toda la tierra. Yo también estoy vivo pero yo no soy nada más que una cabeza loca que cuelga en la oscuridad".
(Fragmento de "Como un león", del libro "Con otra gente"- 1967).


"En la Argentina el escritor o bien es un lujo de la burguesía o bien un desterrado político, dentro de una sociedad que, en el fondo, todavía comparte el espíritu del Larousse de comienzos de siglo, que para ejemplificar la palabra famélico utilizaba justamente la figura del escritor. Los primeros sirven y se sirven del sistema en aparente oposición a él, apunta al éxito (un podrido valor burgués) por encima de cualquier cosa y a menudo terminan en París o Barcelona, dentro de esa pequeña aristocracia de las letras por la que se chiflan los Edwards y los Donoso. Y que conste que no me refiero a Cortázar, a quien respeto. En nuestro país, ese insaciable afán de notoriedad ha terminado por convertir a algunos de nosotros en celebridades del espectáculo más que en escritores y del mismo modo que la gente está acostumbrada a oír que nueve de cada diez estrellas usan el jabón Lux de tocador, hoy está obligada a creer que el escritor es una especie de 'Mister... xito' porque la prestigiosa autora Fulanita de Tal transporta su genialidad en el nuevo Fiat 128 o se soba su arrugado pellejo con la crema humectante 'Large bird'. A los otros, los que no sirven ni se sirven, se lso condena al silencio, o a las revistas literarias, que es casi lo mismo porque aparecen y desaparecen con tanta velocidad que uno, a lo sumo, es nada más que eso: un aparecido".(Fragmento deuna entrevista de Juan Carlos Martini Real para la revista Crisis nº16, 1974).